—Diyu, escúchame. Me estoy ofreciendo voluntariamente para esto. Quiero ayudarte. —Poniendo ambas manos en sus mejillas con una expresión seria, sintió la sensación de ardor de las líneas negras y la inscripción en su rostro como si estuvieran vivas.
—No tienes que destruir todo el clan de brujería por mí. Yo me encargaré de aquellos que nos hirieron a ti y a mí solamente. Hay personas buenas en ese clan. No todos son malas personas. —Intentó calmarlo. No quería que él matara a muchos, especialmente a aquellos que nunca le hirieron.
Existe el karma en este mundo. Si él manchaba su mano con la sangre de personas inocentes mucho (aquellos que nunca dañan a nadie), su vida estaría envuelta en penumbra y mala suerte.
—Lo siento… lo siento… —Él seguía repitiendo esta palabra. Si él no la hubiera involucrado con su rencor, si no se hubiera acercado a ella desde el comienzo, ella no habría tenido que sacrificar su rostro por él.