Emperador Ji

—¿Qué? ¿Sorpresa? ¿Impacto? ¿Miedo? —preguntó el Emperador Ji con una sonrisa astuta.

Su la gente viera cómo actúa ahora, quedarían horrorizados al descubrir que el indiferente y sin expresión Emperador Ji podría hacer este tipo de expresión cuando se burla de alguien.

—Tú... tú... ¡tú... tú! —Shenlian Yingyue estaba completamente sin palabras.

¡Esta persona... este individuo es el Emperador Demonio, Shen Xian!

Pero, ¿no eran los humanos y demonios enemigos? ¿Cómo podían todos escuchar a un demonio?

—Tu duda se resolverá si satisfaces a Este Honorable. ¿Qué tal si te quitas la ropa? —Shen Xian se sentó perezosamente en el trono dorado. La nobleza, la arrogancia y el encanto que emanaba de su cuerpo, haciéndola sentir como si estuviera frente a un poderoso emperador y un granuja al mismo tiempo.

Le hizo abrir la boca de asombro.

—Emperador Demonio, perdóname por mi ignorancia, pero... —Ella lo miró con los ojos muy abiertos como si quisiera perforar un agujero en su cuerpo.