Mientras Shenlian Yingyu y Xiao Yun estaban ocupados compartiendo conocimientos, ella seguía enfocada en idear un plan para rescatar a su maestra de las garras de Shen Xian.
—De todos los nueve reinos, el Reino Demoníaco se destaca como uno de los más avanzados —comentó Xiao Yun, apreciando el calor que ella irradiaba mientras sorbía la leche de uva que le ofreció.
La leche de uva era una delicia especial que había recolectado durante su visita a la Tierra. Gracias al Mundo Pequeño Etéreo, todo lo almacenado dentro de él permanecía perpetuamente fresco.
Mientras absorbía la información sobre los nuevos mundos, su mente se desviaba hacia la elaboración de su estrategia de rescate. De repente, un camarero demonio se acercó, colocando un plato de platos que había ordenado frente a ella.
—¿Qué son estos? —La expresión de Shenlian Yingyu se contorsionó incrédula mientras examinaba el peculiar banquete dispuesto ante ella.