En realidad, no era tan fácil para la mayoría de las personas en este mundo de cultivo. Piénsalo: todos nacían con la capacidad de usar poder espiritual y hechizos mágicos.
Cuando cocinaban, usaban magia. Cuando limpiaban, había un hechizo de limpieza. Cuando viajaban, tenían sus propias bestias mágicas y espirituales o artefactos voladores.
¿Quién en el mundo dependería de la fuerza física para hacer tareas básicas como arrancar malezas, recolectar piedras de mármol o reparar formaciones rotas? Al menos, ningún cultivador perdería tiempo en un trabajo tan menial—solo los mortales lo hacían.
Pero a Shenlian Yingyue le ordenaron usar su fuerza física para todo ello. Los campos de malas hierbas y mármoles eran vastos, casi tan grandes como un pequeño pueblo. Imagina cuántos días y noches llevaría limpiarlos todos sin depender del poder espiritual.