—Cincuenta y dos, cincuenta y tres, cincuenta y cuatro, cincuenta y cinco... —Tang Li Xue seguía contando mientras continuaba golpeando incansablemente a Gu Shengxin, y hasta la fuerza de su puñetazo aumentaba en vez de disminuir.
El rostro de Gu Shengxin ya estaba hinchado y deformado más allá del reconocimiento. Incluso la mayoría de los huesos de su cuerpo estaban agrietados, rotos o destrozados por la despiadada golpiza de Tang Li Xue.
Cuando el ejército de guardias de la Familia Gu no podía acercarse para ayudarlo, Gu Shengxin se dio cuenta de que solo podía confiar en sí mismo en este momento.
Si aún no hacía algo para alejarse de Tang Li Xue, podría realmente morir a manos de Tang Li Xue tarde o temprano a este ritmo.
Gu Shengxin apretó los dientes mientras impulsaba su energía espiritual y la canalizaba hacia su anillo espacial.