Demasiados ojos observaban. Escarlata no pudo evitar sentirse extremadamente expuesta. No había diferencia entre los humanos y las deidades en este punto. Mientras que las deidades habían recibido su parte justa de entretenimiento de su vida, los humanos no y parecía que lo querían.
Aunque ella podía soportar el interés de las deidades porque era inevitable, los humanos eran diferentes, a ellos sí podía evitarlos.
Entonces, como una cobarde, se dio la vuelta y comenzó a correr, dirigiéndose hacia el castillo. Estaba equivocada al pensar que evitaría los chismes porque Esong no pausó sus pasos. Aumentó la velocidad y corrió tras ella rápidamente, alcanzándola en unos pocos pasos.
Y luego, para el placer de todos los entusiastas de los chismes en la familia, la levantó del suelo, la cargó en sus brazos y corrió hacia el castillo.