—¿Realmente fuiste tú? —Natanael fue el primero en acercarse y sostener los hombros de Elliana, obligándola a mirarlo.
—No fui yo, pero de alguna manera mis poderes se sintieron como... —Elliana hizo una pausa. No sabía cómo explicarle esta sensación.
Luscioso, que estaba parado a cierta distancia, suspiró y dio un paso adelante en defensa de su nieta.
—No fue ella, fui yo —dijo, y Eros miró a su padre sorprendido. Él no era el tipo de persona que se metía en algo o interrumpía a alguien así.
—¿Fuiste tú, Papá? —preguntó, y Luscioso asintió con la cabeza.
Les explicó cómo había estado tratando de sentir los poderes de Elliana para saber qué estaba mal con ellos y si el resplandor que ella sentía era su progreso conversable. Debido a la influencia de sus poderes, cuando Elliana vio a Ari atacando a esos brujos y quiso protegerlos, los rastros de sus poderes que estaban dentro de él se movieron según sus deseos.