Long Ju olvidó que, a diferencia de Mo Qiang cuya reputación estaba siempre por los suelos, ella al menos era una dama de baja calaña en la superficie. Siempre había fingido ser una líder virtuosa que siempre pensaba y trabajaba por su territorio, así había resuelto la mayoría de los casos de corrupción.
Además, había unos cuantos comerciantes sin escrúpulos que ayudaban a Long Ju ocultando su corrupción, pero eso era cuando todos navegaban en el mismo barco de placer. Sin embargo, una vez que el barco empezaba a hundirse, entonces esos comerciantes definitivamente tratarían de salvar su propia piel. No se quedarían a ver hundirse el barco con sus ganancias, sin duda presionarían a Long Ju para que se retractara.
A menos que Long Ju quisiera renunciar a su posición, no había modo de que pudiera seguir actuando tercamente de esta manera.