Yin Fu sentía que iba a acabar allí mismo. Porque no era lo que muchas mujeres querían de ellos, sus anteriores amantes querían que fuera dulce y gentil, algo que él no era y lo sabía. Porque querían que fuera un tritón hogareño cuando su cuerpo solo funcionaba a base de afrodisíacos.
Dulce no le funcionaba, pero salvaje tampoco funcionaba con sus amantes. Ellas querían un tritón dulce y elegante, no una p**a descarada que las haría sentir avergonzadas. Por lo tanto, sus relaciones nunca duraban, jamás pasaban de sostenerse de las manos y algunos besos en las mejillas porque no tenían lo que él quería.
Mo Qiang sostenía sus piernas con sus manos mientras caía sobre él, su trasero moviéndose arriba y abajo, mientras se frotaba contra él. Lo tomó como si exigiera que su cintura se rindiera y su cabeza se llenara solo de ella, él sabía por qué no funcionaba con nadie más.
Porque no eran Mo Qiang. No eran su esposa, la única que podía volverlo loco.