La expresión de Mo Qiang era para deleitarse, miraba a Sun Shi como si quisiera golpearla en la cara pero no podía porque la mujer era mayor que Mo Xifeng y su cliente.
—Hahahahahaha... niño... hahahahah mi estómago... secuestro... Oh, por dios... ahahahaha secuestra bebés!
Bajo la mirada sincera de Sun Shi, que no parecía darse cuenta del daño que había causado junto con la risa que resonaba en su cabeza, Mo Qiang estaba al borde de estallar pero se contuvo. Sus labios se curvaron en la sonrisa más fea posible en el mundo mientras asentía lentamente con la cabeza.
—Es un placer vivir una vida sin delitos —dijo Mo Qiang escupiendo cada palabra entre dientes mientras miraba a la mujer frente a ella.