—¿Has terminado, Hermana? —preguntó Mo Xifeng con una sonrisa divertida en su cara. Le disgustaba admitirlo pero por alguna razón, la agonía de su hermana le causaba una sonrisa.
—¿Q—Q— Qué te pasa? ¿Por qué te ves tan feliz? —cuestionó Mo Qiang mientras se levantaba del suelo. Sus piernas se sentían rígidas y cada vez que se movía o estiraba un músculo, Mo Qiang sentía un dolor agudo que le recorría todo el cuerpo.
—Oh... ¿esto? Lo siento —Mo Xifeng inclinó su cabeza hacia un lado y sonrió sin arrepentimiento—. Es la primera vez que veo a alguien sufrir así y es bastante entretenido.
Mo Qiang: ...
—¿Quieres compartir este dolor? —preguntó Mo Qiang—. Si es así, entonces puedes evaluar el área alrededor.
—Por cierto, ¿qué te hizo tan feliz, hermana? —preguntó Mo Xifeng a Mo Qiang en lugar de responderle, lo que hizo que la última la mirara a Mo Xifeng con una expresión molesta.
Ella miró a Mo Xifeng durante dos segundos completos antes de decir: