Mo Qiang no pudo evitar cuestionar. ¿Estaba Sun Shi pidiéndole que regresara porque pensaba que Mo Qiang no sería más que una carga con Mo Xifeng ya ocupándose de las cosas?
Pero si se marchaba, ¿qué pasaría con los cientos de billones que podría dejar atrás? No podía irse. Al menos, no todavía. Mo Qiang decidió que no importaba lo que Sun Shi le dijera, no iba a mover su trasero de la silla en la que estaba sentada.
—Temo que te lastimes —Sun Shi habló. Se enteró de todo lo que pasó en el acantilado y cuanto más lo escuchaba, más incómoda se sentía Sun Shi. Esto ya no era solo un caso de lidiar con la Serpiente de Cabeza de Rubí, ahora estaba claro para ella que un domador de bestias estaba controlando a esa gran bestia.
Eso ni siquiera era lo peor, ¡el Domador de Bestias realmente estaba tras Mo Qiang! Si algo le sucedía, ¿qué le iba a decir a Mo Yan?