Una provocación

—Detén...lo...detén... Yo... —Mo Qiang no sabía qué había salido mal, aunque era ella quien había provocado a Xie Jie, era ella quien estaba sufriendo. Con las manos atadas por encima de la cabeza, podía sentir cómo sus manos vagaban por su cuerpo. Pero eso no era todo, el pequeño juguete rosa que estaba pegado a su núcleo húmedo también era la causa de su trágica condición.

Ella podía sentirlo zumbando contra sus labios humedecidos causando todo tipo de ruidos que llenaban la habitación silenciosa. Incluso sus labios, que quería cerrar, no se cerraron, en cambio, gemidos tras gemidos salían de sus labios mientras arqueaba su espalda e intentaba quitarse la cosa que zumbaba contra su núcleo goteante.