—Shao Hui esperaba que Mo Qiang le regañara o le dijera que se estaba pasando. Los dos no eran tan cercanos para que él hiciera algo así, pero la mujer no dijo nada, en su lugar gimió.
—¡Así es! ¡Ella gimió!
—La expresión de Shao Hui se volvió tan orgullosa y traviesa como la de un gato que había lamido la crema de la leche. Miró a Mo Qiang mientras la palma de su mano rozaba y presionaba contra su núcleo. Observó cada fruncido y cada rubor en las mejillas de Mo Qiang mientras jadeaba y luchaba contra él.
—Y su cuerpo se torció hacia un lado cuando sus dedos rozaron su núcleo.
—Mhmm —Mo Qiang echó la cabeza hacia atrás cuando sintió los dedos largos y callosos de Shao Hui rozar su abertura. Fiel a sus palabras, el tritón había relajado todos los nervios de su cuerpo, aunque la había provocado.
—He oído que si una mujer alcanza el clímax espectacularmente... su cuerpo se relaja considerablemente —murmuró Shao Hui mientras sus dedos rozaban el núcleo de Mo Qiang.