Cuando Mo Qiang se acercó al lugar donde estaban las semillas de sandía, apuntó a los Mirlos Morados que estaban picoteando sus preciadas semillas. ¡Estas bestias! ¿Acaso sabían que estaban comiendo semillas valiosas como diamantes?
—¿Olvidas que esta isla les pertenece a estos patos —dijo Xiao Jiao a Mo Qiang con voz reprobadora—. Si hablamos con lógica, estos mirlos morados eran los habitantes de esta isla y ellas solo eran intrusas.
—¿Qué dijiste? —Mo Qiang se detuvo en su marcha al girarse para mirar a Xiao Jiao—. ¿Acabas de decir patos?
—… ¡Mierda!
¡Su pato asado!
Mo Qiang giró la cabeza para mirar a los Mirlos Morados que había atrapado y envió de inmediato un mensaje de emergencia a su hermana. No importaba si gastaba su mensaje de emergencia del día, su pato asado era más importante.
¡Vendería a Xiao Jiao por su pato asado!
¡Era tan importante!
—Σ(°△°|||)