Un duelo entre hermanas

—¿Cómo estás hermana? —Mo Yan entró al campo de entrenamiento, su cabello rojo flameante ondeando tras ella galantemente. Con sus ojos verdes esmeralda que se asemejaban a los de Mo Qiang, clavó en su sitio a su hermana menor—. Parece que te estás acostumbrando a usar las cosas que dejé atrás.

Los ojos de Mo Yan cayeron sobre la espada que le habían dado y presentado la Emperatriz por su gran actuación en la guerra. Esta espada había sido dejada en la casa Mo ya que no pensaba que tuviera alguna utilidad en el lugar al que fue exiliada.

Tampoco se le permitía mantener armas consigo.

¿Quién habría pensado que Mo Li tomaría esta espada y la haría —— su propia arma en ausencia de Mo Yan?

—¿Qué haces aquí? —Las pupilas de Mo Li se contrajeron. Ella misma sabía cuánto había perjudicado a Mo Yan y estaba bastante aterrorizada al encontrarse cara a cara con esta hermana suya.

Se volvió para mirar a los guardias y los reprendió ferozmente: