La antigua familia Mo

—¡Oficiales, tienen que hacerle justicia a mi hijo! ¡Tienen que hacerlo! ¡Esta mujer ha estado mintiéndole y engañándolo todo este tiempo! ¡Le dio promesas tras promesas de que volvería a casa para casarse con él, pero miren esto!

El anciano tritón, que no era otro que el padre del tritón que había acusado a Mo Qiang de ser la madre de sus hijos, señaló y regañó a Mo Qiang.

Mo Qiang, que estaba encerrada en la prisión, levantó la cabeza.

Sus labios estaban cubiertos de grasa ya que había estado mordisqueando patas de pollo asado mientras su mano sujetaba otra pata de pollo que estaba a punto de comer.

El anciano tritón, Maestro Guo, la miró y se volteó hacia los oficiales:

—¡Miren su cara! ¡No tiene ni un ápice de culpa!

—¡Bah! ¡Qué tonterías! —Wen Gui, que había llegado enseguida cuando escuchó que alguien había acusado a Mo Qiang de engañar a un tritón, golpeó su mano en la mesa.

Miró fijamente al Maestro Guo y le espetó: