Deseos

Observando esta escena desde la distancia dentro de su coche, Tigre no pudo evitar sonreír. Su atención permanecía en Ivy, apreciando su radiante sonrisa mientras compartía una comida con algunas personas.

—Cómo desearía poder unirme a ella —reflexionó, tamborileando sus dedos contra el volante—. Pero supongo que debo contenerme por ahora.

Reclinándose cómodamente en el asiento del conductor, Tigre apoyó su codo contra la ventana, observando a todos disfrutando del almuerzo que él había organizado. Afortunadamente, Dane había recomendado algunos camiones de comida fiables que podían atender con poca antelación.

—Je —una risa se escapó de su sonrisa pícara—. Me pregunto cuál sería su reacción si descubriera que inadvertidamente me ayudó a consolar a la mujer que solía perseguirlo.