CRACK CRICK CRACK
Profundas líneas marcadas entre las cejas de Cazador y Deborah. Además de sus respiraciones entrecortadas, el sonido del plástico arrugándose retumbaba en sus oídos.
—¿Qué es eso? —susurró ella, a punto de levantar la vista cuando la puerta fue abruptamente pateada.
—Buen día, traidores —una voz despectiva capturó la atención de Cazador y Deborah.
Los dos miraron hacia abajo, avistando a un hombre imponente en la puerta. A pesar de que la luz proyectaba sombras en sus rostros, el brillo de sus ojos en rojo brillante era suficiente para que los cautivos anticiparan otra ronda de tortura.
Este era el destino de los traidores: un ciclo de tormento que no buscaba acabar vidas, sino quebrantar espíritus hasta que toda voluntad de resistir desapareciera.
El estrépito del metal resonó a través de la cámara de tortura mientras el recién llegado arrastraba una cadena masiva.