[ENFERMERÍA]
Fig permanecía inmóvil en la silla entre las dos camas. Su mirada se detenía en Deborah, envuelta en vendajes debido a sus heridas. Lo mismo ocurría con Cazador. Sus lesiones eran graves, pero no mortales.
Gracias a sus años de experiencia, Fig podía deducir que quien torturó a estos dos sabía exactamente lo que estaba haciendo.
Un profundo suspiro escapó de Fig mientras apartaba la vista de Cazador. Se volvió hacia la ventana, observando la luz de la luna que penetraba el vidrio.
—Me pregunto si las cosas estaban caóticas allí —reflexionó, pensando que el silencio en este lugar era demasiado profundo y ruidoso—. Me hacen preocuparme.
Fig alzó las cejas al escuchar un leve gruñido que acariciaba su oído. Girando la cabeza, sus ojos se posaron en Cazador, que gruñía, con el rostro contraído, obviamente aún adolorido a pesar del tratamiento recibido.
—Deberías descansar más —pronunció Fig mientras observaba al hombre abrir los ojos—. Esa es la orden del médico.