Mientras tanto...
Un suave gemido resonó en la habitación en silencio mientras aparecían profundas líneas entre las cejas de Ivy. Abriendo sus ojos, parpadeó repetidamente hasta que pudo ver mejor la habitación en la que estaba.
—¿Eh? —Ivy se apoyó en sus codos contra la cama, sentándose en medio de ella. Miró alrededor en la gran habitación, captando algunos muebles interesantes que la adornaban.
—¿Dónde estoy? —se preguntaba a sí misma, sosteniendo su cabeza que le palpitaba—. ¿Qué ocurrió...?
Ivy frunció el ceño mientras recordaba el último recuerdo que tenía antes de despertar en este lugar. Al hacerlo, las arrugas en su rostro se desvanecieron.
—Es cierto, —susurró, poniendo su mano en el pecho—. Eso es lo que pasó.