—¿Cómo puedes... herirla y al mismo tiempo pronunciar palabras de amor tan a la ligera? —Leo dejó una larga pausa después de sus palabras mientras Dragón evaluaba al hombre. Un suspiro superficial escapó de Dragón, casi decepcionado de él.
—Has ido más lejos de lo que esperaba —comentó Dragón con calma, quitándose la mano de Leo de su cuello. Se levantó lentamente de su asiento mientras se acomodaba el traje, enfrentando al hombre de frente—. Normalmente, no me importaría mantenerte cerca, sabiendo que albergas sentimientos románticos hacia mi esposa. Después de todo, ella es mía y siempre será mía.
—No eres la primera persona que quiere reclamarla —continuó—. Sin embargo, ya no tengo la energía para competir más, ni planeo darle a nadie ninguna oportunidad. Ya he ganado.