Borra esa mirada desagradable de su rostro

—Milagros comienzan a suceder cuando le dedicas tanta energía a tus sueños como a tus miedos —dicen que los milagros suceden cuando uno cree en ellos.

Hera mantenía esa pequeña esperanza de que alguien apareciera y salvara a Leo con cada tic-tac del reloj. Pero, por desgracia, el tiempo pasaba sin condiciones y lentamente se les estaba acabando. No importaba cuán profundos fueran sus gritos y clamores internos por ayuda, el tiempo no se detenía para nadie.

Y entonces llegó el momento en el que tenían que despedirse de Leo.

Con Dragón, Hera y algunas otras personas, se pararon bajo el pórtico de la mansión. También estaban esas personas que se preparaban para partir con Leo. Dragón dijo que le asistirían hasta el aeropuerto y la instalación donde sería admitido.

Eso era una mentira, por supuesto.