Solo sálvame entonces

—¡Suéltala! —gritó Hera—. ¡Dije que la sueltes!

¡BANG!

Hera apretó el gatillo imprudentemente, golpeando el techo del coche. Esta vez, logró detener a Dragón. Él lentamente volvió la cabeza, solo para ver el delgado humo saliendo de la boca del cañón mientras Hera se lo apuntaba de nuevo. Cielo, por su parte, deslizó sus ojos en su dirección.

—¡Suéltala! —repitió Hera, esta vez más fuerte—. ¡Si no, te disparo!

—Já —escupió Dragón, soltando lentamente el cuello de Cielo.

Todo el cuerpo de Hera temblaba, observando a Dragón mientras se movía hacia atrás lentamente. —Sal de— Antes de que Hera pudiera terminar su próxima instrucción, Dragón de repente saltó hacia ella y también hacia Cielo.

—¡Kyah! —Hera chilló y soltó la pistola, solo para que Dragón la atrapara. Afortunadamente, Cielo reaccionó rápido y agarró la pistola, impidiendo que Dragón disparara.

—¡Suéltala! —rugió Dragón, pero Cielo apretó más fuerte la pistola.