Mientras tanto, en la unidad de cuidados intensivos...
Cielo mantenía sus ojos abiertos, mirando fijamente el techo. Había pasado un rato desde que Dominic la dejó sola. Ella le había dicho todo lo que quería saber y todo lo que podía decirle.
Pero una cosa.
Los pensamientos de Hera.
Justo como cuando despertó en el cuerpo de Hera, los recuerdos que la última había dejado atrás llenaban su cabeza. Era lo mismo cuando despertó en este cuerpo. Aunque este era su propio cuerpo, ya no sentía que le pertenecía.
—Los recuerdos que ella creó en este cuerpo... eran tan perturbadores como los que tenía en su propio cuerpo —susurró—. Porque no eran míos.
En el cuerpo original de Hera, los recuerdos de la dueña original del cuerpo siempre eran estremecedores. Estaba lleno de peligro y dolor. Eran memorias que podrían hacer que una persona tomara medicación para seguir adelante en la vida. Eran traumáticas.