—No te preocupes. Esa Hera que conociste antes está poseída. Era el diablo hablando. Este cuerpo ha vuelto a su antigua administración —Hera sonrió con suficiencia mientras los tres solo podían mirarla con igual incredulidad y sorpresa. Ella arqueó una ceja, echando un vistazo por encima del hombro.
—Ya casi terminan —murmuró, volviendo la mirada hacia ellos—. ¿Algo más que quieras decirme?
—Eso es todo lo que sabemos —espetó Primo—. Si la recuperación de Fig es información relevante, entonces él estaba bien. Aunque la última vez que hablamos, estaba reconsiderando hacer una dieta saludable.
—Me alegra que esté bien —Hera asintió entendiendo, alzando de nuevo su ceja al captar la mirada que Primo le dirigía—. Lo vi recibir un disparo antes de perder el conocimiento.
O mejor dicho, el alma que ocupaba este cuerpo hace poco.
—¿Dónde están? —preguntó, curiosa—. Me refiero a esos tipos.