Quella

Al abrir la puerta, la mujer hizo que Shiro se sentara en una silla en el centro.

—¿Entonces quieres aprender sobre la historia o prefieres deshacerte de la plántula de corrupción primero? —preguntó ella con una sonrisa.

—Optaré por lo segundo. —Shiro forzó una sonrisa, ya que ni siquiera notó la plántula de corrupción en su cuerpo.

—Buena elección. —La mujer asintió con la cabeza.

Chasqueando los dedos, cadenas doradas aparecieron alrededor de la habitación y azotaron hacia las extremidades de Shiro.

Rodeando el tobillo y la muñeca, Shiro frunció el ceño.

De repente, mariposas comenzaron a aparecer alrededor de la habitación antes de posarse en su brazo.

—¡Ssss! —Tomando una respiración profunda, Shiro observó cómo las mariposas comenzaron a succionar algo de su brazo.

Sus alas doradas tenían pequeños puntos morados que poco a poco aumentaban de tamaño.