Mientras regresaba al santuario de teletransporte, Shiro buscaba información en línea. Estaba buscando registros de personas que encontraran nuevas formas de subir de nivel para poder usarlas como referencia para sí misma.
—¿No tienes el mapa del mundo? ¿No puedes ver las mazmorras? —preguntó Nimue, ya que seguro había una mazmorra de nivel 500 en algún lugar del mundo.
—Sí, pero... —la voz de Shiro se desvaneció cuando Nimue notó un raro rastro de vergüenza y bochorno. No del tipo en el que ella bromea sobre el amor, sino del tipo en que la había cagado completamente.
—¿Pero qué? —Nimue preguntó, curiosa por saber por qué actuaba así.
—¡Olvidé pedir al sistema que marcara todas las mazmorras! ¡Todo lo que pedí que marcara fueron asentamientos, carreteras, comunidades de entidades vivas y santuarios de teletransporte! ¡Olvidé las mazmorras! —Shiro gritó mientras quería golpearse a su yo pasado.