El Primer Día

Mirando a Madison quien flotaba sobre la ciudad, los demonios no tenían más remedio que obedecer ya que su poder superaba con creces al de ellos.

—A partir de ahora, iremos a una ciudad conocida como Asharia. Hay humanos, elfos y espíritus y deberán cooperar con ellos de ahora en adelante. Si me entero de que han estado atacando o antagonizando activamente con ellos, los acabaré antes de que puedan siquiera suplicar —anunció Madison mientras los demonios comenzaban a discutir entre ellos con el ceño fruncido.

Al escuchar esto, Madison entrecerró los ojos.

—¡Silencio! Si tienen un problema con mi decisión, levántense —Madison miró fijamente mientras algunos demonios tragaban saliva y se levantaban.

—¿Y cuál será ese problema? —preguntó Madison.

Sin embargo, antes de que pudieran decir algo, una lanza de sombras surgió del suelo y los atravesó lanzándolos alto en el cielo.