Yu Qi estaba frente a Bai Shu Jin en ese momento. Estaba a punto de comer su almuerzo y vio un rostro molesto frente a ella que actualmente la estaba mirando.
Su medidor de odio estaba a punto de explotar, pero de alguna manera Aoi y Bo Yea lograron calmarla a través de la telepatía. Ella observó a Bai Shu Jin con su rostro estoico.
—Señorita Tang... —Bai Shu Jin llamó su nombre.
—... —Yu Qi no respondió nada.
—Señorita Tang, ¿puede decirme por qué me odia tanto? —Bai Shu Jin suspiró. Realmente quería saber la razón.
Yu Qi cerró los ojos. En su mente, la última escena de su vida pasada se repitió. Después de eso, abrió los ojos bruscamente.
Bai Shu Jin estaba observando a Yu Qi. Cuando vio que Yu Qi abría los ojos de nuevo, pudo sentir el fuerte odio en sus ojos. Aún no podía entender por qué ella lo odiaba tanto.
Yu Qi recogió el plato de la mesa y los llevó al lugar indicado para poner los platos sucios. Sin preocuparse por Bai Shu Jin, Yu Qi abandonó el lugar.