—Tía Ming Yue, Tía Su Xia, ¿qué hacen aquí? —Yu Qi estaba muy sorprendida de ver a sus tías aquí.
Yu Qi llegó a la cafetería al escuchar que dos mujeres de mediana edad preguntaban por ella a una enfermera.
Yu Qi pudo ver desde lejos que las mujeres que conocía bien estaban tomando algo en la cafetería del hospital. Acababan de llegar a Ciudad Guanying. Como era de día, pensaron que Yu Qi podría seguir trabajando.
—Venimos a verte. Te extraño, querida —Ming Yue estaba a punto de abrazarla fuertemente, pero al recordar que la chica había estado lesionada antes, se contuvo.
—Querida, ¿todavía estás trabajando? —Su Xiao también vino a abrazarla y pensaba lo mismo que Ming Yue.
—Sí, voy a observar una cirugía menor a las dos p.m. —Yu Qi asintió.
—Ya veo. ¿Tienes turno de noche hoy? —Ming Yue preguntó de nuevo.
—No. —Yu Qi negó con la cabeza.
—Bueno, entonces iremos a tu casa y esperaremos allí —Ming Yue aplaudió una vez.