Yu Qi entró en la mansión camino a la cocina.
—¿Quién eres?
Yu Qi escuchó la pregunta. Se volteó hacia la persona. Vio a una mujer un poco más mayor que ella bloqueando la entrada de la cocina.
—¿Me oyes? Te estoy haciendo una pregunta. ¿Quién eres y cómo has entrado en esta mansión? —la mujer preguntó de nuevo al ver que Yu Qi no respondía.
—¿Eh? —Shi Yuan se volvió al escuchar a Qian Weiwei hablando con alguien—. ¡Ja! Yu Qi. Has venido aquí.
Shi Yuan agarró la mano de Yu Qi.
—Tía Shi Yuan. Ha pasado un tiempo. —Yu Qi saludó a Shi Yuan.
—Sí. ¿Cómo estás? —preguntó Shi Yuan.
—Estoy bien. —Yu Qi asintió—. Ya he visto a tu bebé. Es adorable.
La sonrisa de Shi Yuan se ensanchó al escuchar a Yu Qi alabar a su hijo y su hija.
—Ye Nai y Ye Mei son en efecto bebés encantadores. Son muy fáciles de cuidar. Ye Mei le gusta llorar mientras Ye Nai solo la mira. —Shi Yuan añadió.
—Disculpa, Hermana Shi Yuan. ¿Quién es esta? —preguntó Qian Weiwei, interrumpiendo la conversación.