—¿Te gusta lo que ves? —preguntó Long Hui.
Yu Qi sintió que su voz profunda era como el susurro de un diablo que quería que hiciera algo malo. Una vez más, tragó saliva.
—Deja de hacer eso —Yu Qi fingió una tos.
—¿Hacer qué, hmm? —Long Hui hizo como que no sabía nada.
—¡Seducirme! —Yu Qi lanzó una mirada fulminante a Long Hui.
—¿Ah, sí? ¿Pero cómo te estoy seduciendo? —Long Hui soltó una risita.
Long Hui fue hacia la cama y se tumbó de lado mientras su mano sostenía su cabeza. Esta posición estaba volviendo loca a Yu Qi.
Ella no sabía si Long Hui había mejorado su técnica de seducción o si ella se había vuelto menos inmune a la seducción de Long Hui.
—Vamos... Sé que te gusta —Long Hui sonrió de nuevo.
Yu Qi se recuperó. Se levantó y se sentó sobre el estómago de Long Hui. Los ojos de Long Hui brillaron de emoción.
Yu Qi sonrió mientras se lamía los labios. —Hui, te ves tan delicioso.
—Bueno, estaré feliz si decides comerme ahora mismo —Long Hui se ofreció para ser comido.