Jue Xian Fei se quedó pasmado cuando su padre golpeó la mesa tan fuerte. Casi se atragantó con las galletas que estaba comiendo. Inmediatamente agarró una bebida y la tomó.
—¿Qué te pasa, papá? —preguntó Jue Xian Fei.
—¿Puedes ser más serio? —le respondió Jue Wang Que.
—Papá, si hubieras estado ahí en ese momento, estarías orgulloso de mí. Desde que intenté entrar al invernadero a la fuerza —Jue Xian Fei mostró una cara orgullosa.
Jue Wang Que suspiró. —Entonces, ¿cuál es su apellido? No me digas que lo olvidaste —miró a su hijo ferozmente.
—No me mires así. ¿Cómo pudo mi madre acabar contigo? Ah, por cierto, su apellido es Tang —dijo Jue Xian Fei.
Jue Wang Que ignoró las declaraciones previas de su hijo. Procesó la última oración.
—Su apellido es Tang... Tang... Tang... ¿Quién... es... ella? —Jue Wang Que trató de pensarlo.
Luego, después de varios minutos, los ojos de Jue Wang Que se abrieron de par en par. —No puede ser...