—A propósito, eso significa que el equipo de Wei Zhu Feng ya no puede manejarlo —terminó contactando a gente de fuera. Debe tener miedo de que sus secretos se descubran—. Yu Qi entrecerró sus ojos.
Han Baise tragó saliva cuando vio a su jefa haciendo esa cara. Significaba que algo iba a suceder después.
—Creo que es hora de que Wei Zhu Feng deje su puesto. Ya hemos jugado suficiente con él —Yu Qi mostró una sonrisa fría.
—Sí, jefa —Han Baise también estuvo de acuerdo con Yu Qi.
—Entonces, libera las pruebas sobre sus crímenes a su peor enemigo —Yu Qi ordenó.
Ya habían investigado todo sobre Wei Zhu Feng. Él trabajaba en el mundo político. Tener enemigos no era nada inusual.
Wei Zhu Feng tenía algunos enemigos pero el que más lo odiaba era Zi Yang. Solían competir por el mismo puesto. Usando algunos trucos, el puesto acabó en manos de Wei Zhu Feng, lo que hizo que Zi Yang se enfadara mucho.