—¿Te atreves a codiciar al prometido de la Hermana Yu Qi? ¿Realmente quieres morir? —espetó Dian Qi Qi a Li Hua.
—¡Tú...! —Li Hua señaló con el dedo a Dian Qi Qi.
—¿Cuántos hombres has arruinado antes de esto? —preguntó Yu Qi.
—None of your business—replicó Li Hua.
—Sí... Realmente no me importa. Ayer, estabas apuntando a mi prometido, ¿verdad? Mejor suelta ese pensamiento. De lo contrario, nunca sabrás dónde morirás —advirtió Yu Qi mientras la miraba fijamente.
Sintiendo el aura asesina, Li Hua se escondió detrás de su hermano. Li Huo tosió.
—Lamento mucho lo de mi hermana —dijo Li Huo.
Yu Qi no le respondió. Se giró hacia Dian Qi Qi.
—¿Está en casa el Bisabuelo? —preguntó Yu Qi.
—Sí, está. Después de recuperarse, le va muy bien —respondió Dian Qi Qi con alegría—. ¿Por qué? ¿Quieres ir a visitar al Bisabuelo?
—Sí. Quiero verlo y presentarle a mi prometido —dijo Yu Qi.
—Vale. Vamos —Dian Qi Qi jaló del brazo a Yu Qi hacia sí.