—Esto es —murmuró Xenon, echó un vistazo atrás a Neveah, ofreciéndole una mano—. No la sueltes. No estoy por perderte aquí... —advirtió severamente.
—Y recuerda, si algo sale mal... te llevaré y saldremos del infierno y no es discutible. Si se trata de ti o de cualquier otra persona, ya sabes que hay una sola opción.
—Neveah asintió—. Me quedaré justo a tu lado y no haré nada... exagerado.
—Xenon entrelazó sus dedos y luego lideró el camino hacia la entrada. La temperatura dentro del volcán era incluso más fría que afuera, tanto que era como pasar de una brisa de noche fría a una corriente invernal helada. Era difícil creer que este mismo volcán alguna vez había erupcionado lava lo suficientemente caliente que había vuelto estériles todas esas millas a su alrededor.