Muerte de él (Cap.804)

Jian había sido adorado durante la mitad de su vida... Pero no así. No como si fuera algo sagrado y pecaminoso al mismo tiempo.

Su agarre era gentil pero firme mientras acariciaba su longitud. Su mirada lo mantenía cautivo, observándolo reaccionar a su toque. Cómo sus pupilas se dilataban, sus ojos se volvían aletargados y sus respiraciones llegaban en jadeos silenciosos.

Su mente se volvía confusa con las sensaciones que lo inundaban. Todo lo que podía ver era a ella, todo lo que podía sentir eran los estremecimientos de placer que despertaban su toque.

Xenon susurraba instrucciones desde atrás, dejando besos en la curva de su espalda.

No es que las necesitara. Lo manejaba tan expertamente que Jian podría jurar que había aprendido las necesidades de su cuerpo mejor que él mismo. Su ritmo, su cadencia, cada caricia, cada vez que apretaba su agarre o aumentaba la presión,