Xu Tian se movió, tratando de ponerse cómodo. Justo cuando estaba a punto de dormirse
Lo sintió. El aire cambió. La habitación se sentía... más pequeña. Como si las paredes se acercaran.
Sus ojos se abrieron de golpe. El techo de madera sobre él parecía más bajo que antes.
Su corazón latía con fuerza. Entonces
Algo frío se envolvió alrededor de su cuello. Una mano. Una mano que no era la suya.
Xu Tian jadeó, tratando de incorporarse, pero el agarre se apretó. Su respiración se entrecortó y su pecho ardió.
Luchó, pateando sus piernas, pero no podía ver quién lo estaba asfixiando.
Entonces, en la esquina de la habitación
Una sombra se movió. No era solo una sombra. Tenía un rostro. Una amplia, torcida sonrisa. Ojos oscuros y huecos. Lo estaba mirando. Disfrutando de su lucha.
Los dedos de Xu Tian rascaron su propio cuello, pero no había nada allí. No había manos reales. No había cuerpo real.
Solo presión. Como dedos invisibles exprimiendo la vida fuera de él.