Ellos entraron por las grandes puertas de la sala del consejo, donde los miembros del consejo, los ancianos del clan y otros supernaturales poderosos, junto con el Rey y su compañera, estaban reunidos. A medida que Drayce y Seren entraban, todas las miradas se dirigían hacia ellos: la vista del Dragón Rojo y su compañera avanzando hacia el centro del salón.
Era la primera vez que muchos serían testigos de cómo un Dragón marcaba a su pareja, a diferencia del marcado de Draven a Ember, que no había sido una ceremonia formal. Los momentos que podrían atesorar cuando un Dragón Negro marcaba a su compañera, esos momentos estaban llenos de nada más que una grave conmoción.
Seren sintió el peso de innumerables miradas de los supernaturales a su alrededor, cada una irradiando el inmenso poder que poseían. Era abrumador. Drayce percibía su tensión y suavemente le apretaba la mano, su pulgar acariciaba suavemente el dorso de su palma, ofreciéndole consuelo.