Mientras Mira daba un paso adelante, sintió que el peligro inminente se intensificaba. Se detuvo un segundo, luego miró a su alrededor, preparándose para que algo sucediera, pero la amenaza que sentía nunca llegó.
En cambio, la calma espeluznante en la montaña se intensificó mientras la presión sobre su cuerpo empeoraba. Cada hueso de su cuerpo crujía, listo para romperse en cualquier momento debido a todo el estrés al que estaba sometido. Su corazón y sus órganos trabajaban horas extras para mantenerla viva y no convertirse en papilla, pero Mira sabía que el tiempo que quedaba antes de que las cosas se volvieran peligrosas no era mucho.
Así que, apartó el sentimiento ominoso, levantó el pie y dio otro paso.
Ese único paso se sintió como si tomara la misma energía que podría tomar para subir una montaña entera. ¡No, dar ese paso fue mucho más desafiante que subir una montaña!