Zehir

En el interior de una cueva oscura, un joven se sentaba con las piernas cruzadas en el centro, con los ojos cerrados en profunda meditación. Su largo cabello negro caía cascada abajo por su espalda y sus músculos cincelados se ondulaban bajo su holgada túnica dorada. La túnica estaba bordada con un dragón ouroboros negro, simbolizando su conexión con la criatura antigua y poderosa.

La cueva estaba profunda en las montañas, lejos de la civilización. Las paredes estaban alineadas con huesos y Piedras Espirituales trituradas, evidencia del feroz régimen de entrenamiento del hombre. El Qi a su alrededor era increíblemente denso, tan espeso que era visible a simple vista.

Mientras meditaba, el cuerpo del hombre comenzó a brillar con un aura negra y roja, como si estuviera canalizando el poder del dragón. Su Qi era tan fuerte que hacía vibrar las paredes de la cueva y el aire chisporroteaba con energía.