El dolor era insoportable, pero Mira se abrió paso. Apretando los dientes, no por el dolor sino por la frustración, canalizó todo su Qi a través de su cuerpo, tratando de resistir y sanar la fuerza aplastante ejercida por el Basilisco lo suficiente como para poder hablar.
Sus ojos se fijaron en el monstruo, y antes de que pudiera matarlos, gritó —¡Espera! ¡No tengo intención alguna de robártelo! ¡Lo que quiero es un intercambio!
—No me interesa —respondió el Basilisco y continuó aplastándola con su poder, lo que sorprendió un poco a Mira. Claramente, era más importante para él de lo que ella pensaba.
Sin embargo, esto era bueno.
—¡Puedo usar esto! Sus ojos brillaron con una luz calculadora mientras pensaba en las palabras adecuadas para decir.