El caos reinaba mientras el campo de batalla temblaba con la fuerza bruta de los cultivadores chocando. El acero se encontraba con el acero en destellos de mortal brillantez mientras los discípulos de la Secta Doncella de Batalla se mantenían firmes ante la salvaje embestida de la Secta del Asesino Carmesí.
—¡Skye! ¡Enemigos en nuestro flanco! —Era Selene, una Doncella de Batalla veterana, su grito apenas discernible sobre la cacofonía de la guerra. Sin embargo, Skye, el ojo en medio del huracán, captó el grito urgente.
—¡Reagruparse! ¡Formen la Formación de Batalla del Velo de Hierro! —Skye ladró, su voz atravesando el ruido. Su espada, un susurro de plata mortal, giraba entre la multitud de enemigos. Cada paso que daba se convertía en una fortaleza, reforzando el flanco derecho vacilante.