La voz que resonaba a través del campo de batalla, llena de audacia y burla, pertenecía a nada menos que la Maestra de la Secta Doncella Guerrera - Aelina. Su aparición era como una pesadilla descendiendo sobre la ya desesperada Secta del Asesino Carmesí. Alta e imponente, vestida con equipo de batalla que brillaba bajo el sol, Aelina observaba el campo de batalla con una sonrisa fría y depredadora.
Sin embargo, por su atuendo, estaba claro que ella no había venido a jugar.
Al ver la figura aterradora de Aelina, los altos mandos de la Secta del Asesino Carmesí sintieron un escalofrío recorrer sus espinas. Ni siquiera la habían sentido antes de que ya estuviera justo frente a ellos.
Cyrus observaba desde la distancia, sin emoción aparente en su rostro. Sin embargo, una luz pícara brillaba en sus ojos, haciendo que la esquina de su labio se curvara hacia arriba.