Estirando sus rígidas extremidades, Mira se levantó lentamente. La envolvía una sensación de fuerza tranquila, diferente del poder crudo y tumultuoso que había sentido hace apenas un rato.
«Es hora de probar mis nuevas habilidades», pensó Mira, una chispa de emoción encendiéndose dentro de ella.
Tomando una profunda respiración, circuló su Qi. En lugar del flujo usual al que estaba acostumbrada, sintió una oleada abrumadora de energía recorrerla. Su cuerpo entero parecía resonar con las pulsaciones de su Qi, las vibraciones zumbando a lo largo de sus huesos y músculos.
Tomó un momento para observar este fenómeno. Mira podía sentir que los centros de poder antes separados – su cuerpo, Qi y alma – se fusionaban en armonía. Cada centro ya no estaba solo, sino que se sincronizaba con los demás, resonando como uno solo.