El Sanctum

El vestíbulo principal de El Sanctum estaba lleno de gente, cuyos murmullos y susurros llenaban la sala. Comerciantes, cultivadores e incluso algunos nobles se movían, cada uno absorto en sus propios asuntos. La vista de todo ello dejó a Mira sintiendo una mezcla de sorpresa y admiración.

—Bienvenida al corazón del Sanctum —dijo María, haciendo un gesto hacia la grandeza que las rodeaba.

Mira observó la escena, sus ojos examinando el amplio salón. Captó la belleza arquitectónica del edificio, la pura magnificencia era difícil de ignorar. Desde los relucientes pisos de mármol hasta los murales intrincados que adornaban el techo.

Los ojos de María brillaron mientras guiaba a Mira más allá del concurrido vestíbulo hacia el laberinto de edificios interconectados que formaban el núcleo del Sanctum. La pareja entró en una vasta sala llenas de grandes y complicadas formaciones y formaciones, cada una parpadeando con un aura suave.