Despedidas

—Así que, ¿quieres irte de aventura, eh? —una voz fría salió de Aelina mientras miraba a Mira desde arriba.

Sentada en una mesa en la cima de la montaña, Mira tomó un sorbo de té y asintió.

—Sabes que acabas de convertirte en la Discípula Primaria de la Secta, ¿verdad? —Aelina tamborileó sus dedos y preguntó, su voz aún fría.

—¿Y? —respondió Mira con una expresión indiferente.

—Hay ciertas responsabilidades que vienen con ese título. Una de ellas no es irte de inmediato.

—Volveré de vez en cuando —dijo Mira, pero eso no satisfizo a Aelina. La posición de Discípulo Primario era más que solo ser candidata para la Competencia del Continente Central. Era la cara de la generación actual de la Secta, una representación del futuro de la Secta.

Un Discípulo Primario débil a menudo significaba un futuro débil, y viceversa. Mira no podía irse solo porque quisiera.