Los dos nuevos Colmillosombríos entraron en la arena, sus ojos revoloteando entre Mira y los restos grotescos de su pariente. Se dieron cuenta de que lo imposible había ocurrido ante sus propios ojos: una joven cultivadora eviscerando a una bestia de Rango 9.
Mira permanecía firme, guadaña en mano, con una mezcla de anticipación y sed de sangre. Aunque la última pelea estuvo bien, no fue suficiente. ¡Necesitaba más!
Aelina le dio un asentimiento a Mira, y con eso, toda la arena fue sellada con una Formación más pesada, fortaleciendo sus defensas.
—¡Comiencen! —el comando resonó por la arena.
Los dos Colmillosombríos avanzaron de inmediato con una sincronía que los otros no poseían, rodeando a Mira. Sus formas eran borrosas mientras viajaban de sombra en sombra, pero su enfoque era diferente; no se lanzaron al ataque de manera imprudente.