Sin embargo, antes de que la multitud pudiera emocionarse demasiado, Aelina agitó su mano y dijo:
—Pero no olvidemos a nuestra carta de triunfo.
Esa frase dejó a todos atónitos, ya que lo habían olvidado por completo. ¡Las actuaciones de Mira y Rayna fueron tan grandiosas que no pensaron que Celaine pudiera igualarlas!
—Ahora, Celaine, ¿qué harás? Puedes esperar a que Mira se recupere, comenzar la batalla ahora o rendirte. ¡La elección es tuya! —Aelina chasqueó los dedos, teleportando a Celaine al centro de la arena mientras enviaba a Rayna fuera.
La joven se quedó ahí, atónita, pero rápidamente recobró la compostura. Miró alrededor la desolación con una expresión solemne. «Tch. Qué montón de monstruos», murmuró para sí misma.
Con certeza, sabía que no podría producir ese nivel de destrucción. Su fuerza era más controlada y reservada. Su poder no provenía de una fuerza absoluta, sino del máximo control. Ningún movimiento desperdiciado, ninguna energía desperdiciada.